¿Tu perro come bien? ¿Podrías afirmarlo con seguridad? La alimentación es una de las claves para que nuestros perros vivan felices, sanos y llenos de energía. Sin embargo, no siempre es fácil detectar si lo que les estamos dando cubre realmente sus necesidades. A veces, los signos de una dieta inadecuada no son obvios ni inmediatos, pero están ahí. Aquí te dejamos 7 señales silenciosas que podrían indicar que tu perro no está comiendo bien.
1.- Pérdida de brillo en el pelaje. Un pelaje apagado, áspero o con exceso de caída puede ser una pista clara de que le faltan nutrientes esenciales como los ácidos grasos omega 3 y 6 o proteínas de calidad. La piel y el pelo son los primeros en resentirse cuando la dieta no es adecuada.
2.– Picor o irritaciones en la piel. ¿Tu perro se rasca mucho o le han aparecido pequeñas rojeces? A veces no es una alergia ambiental, sino una intolerancia alimentaria o carencia nutricional que está pasando desapercibida.
3.- Heces blandas o con mal olor. Una digestión irregular, gases frecuentes o heces con olor muy fuerte pueden indicar que el alimento no se está asimilando bien o que contiene ingredientes de baja calidad.
4.- Menor energía o apatía. Si notas a tu perro más perezoso de lo habitual, sin interés por jugar o salir a pasear, puede que no esté recibiendo el combustible adecuado para su estilo de vida.
5.- Hambre constante (o todo lo contrario). Tanto el exceso como la falta de apetito pueden ser señales de alerta. Un perro que siempre tiene hambre podría estar comiendo algo poco saciante o con exceso de carbohidratos vacíos. Y uno que no quiere comer, directamente puede estar rechazando lo que su cuerpo sabe que no le sienta bien.
6.- Mal aliento persistente. Aunque no lo creas, el mal aliento no siempre tiene que ver con los dientes: también puede deberse a un desequilibrio en la flora intestinal causado por una mala alimentación.
7.- Cambios de humor. La alimentación afecta al estado de ánimo. Un perro más irritable, ansioso o incluso triste puede estar reflejando un desequilibrio interno.
Observar estos pequeños cambios y ajustar su dieta con ayuda de un veterinario puede marcar una gran diferencia, porque cuando ellos están bien por dentro, se nota por fuera 🙂
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