Aunque a tu gato le encanta estar limpio, hay una zona de su cuerpo que no puede asearse por sí mismo: el interior de las orejas. Por eso tienes que saber que es una tarea que has de hacer tú desde que es un cachorro y a lo largo de toda su vida. Ten en cuenta que si tiene los oídos limpios podrá prevenir una infección tan común como la otitis. Si alguna vez te has preguntado cómo limpiar las orejas a mi gato, no tienes más que seguir leyendo…
Cómo limpiar los oídos de un gato paso a paso
Antes de nada, haz acopio de los materiales que vas a necesitar para la limpieza:
- Gasas (no es necesario que sean estériles)
- Solución en gotas para limpiar oídos de gatos (también llamados limpiadores auriculares o cerumenolíticos), como Adolac, que puedes encontrar en la sección de Cosmética e higiene de nuestra tienda y que te permite mantener limpios y sanos los oídos de tu mascota.
Instrucciones:
– Sujeta a tu gato para que se mueva lo menos posible
– Levanta su orejita para despejar el camino al líquido limpiador
– Vierte unas tres gotas dentro del oído (o las que recomiende el fabricante) y siempre en sentido vertical para que caigan bien dentro
– Ahora, masajea en círculos la oreja y zonas anexas para que las gotas actúen rompiendo y deshaciendo la cera acumulada en el oído
– Deja que tu gato sacuda su cabeza para sacar las impurezas hacia afuera
– Termina el proceso secando la oreja y retirando suavemente el cerumen con ayuda de la gasa.
Repite esta operación cada tres semanas aproximadamente y así podrás, como te decíamos, prevenir otitis y otras infecciones en los oídos de tu felino. También te aconsejamos que lo hagas desde que es un cachorro para que se acostumbre y lo vea como una rutina más.
¿Cómo puedo saber si mi gato tiene molestias en el oído?
Si tu gato tiene dolor o molestias producidas por una otitis, por ejemplo, podrías notar que:
- La gasa sale más sucia de lo normal cuando le limpias las orejas
- Tiene pus u otras secreciones
- Tiene cerumen de un color distinto al habitual, por ejemplo de un marrón muy oscuro o incluso negruzco
- Tiene exceso de cerumen
- Ladea su cabeza
- Frota su cabeza y oídos contra los muebles de casa
- Se rasca convulsivamente.
Si tiene alguno o varios de estos síntomas, llévale a tu veterinario para que le ponga el tratamiento adecuado y se recupere lo antes posible.
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