Una de las mayores responsabilidades que tenemos los dueños de los perros es la de sacar a pasear a nuestras mascotas para que hagan sus necesidades, se ejerciten, socialicen y refuercen el vínculo que tienen con nosotros. Da igual si es de noche, si llueve, nieva o hay un gran apagón… Aunque estés en el sofá con el pijama puesto, resfriado o de resaca, tienes que vencer la pereza y sacar a dar una vuelta al perrete. Hoy hemos preparado esta lista porque a veces, sin saberlo, podemos cometer algunos errores al pasear al perro que pueden afectar el comportamiento y al bienestar de nuestro mejor amigo. Y no, no os vamos a engañar, con Lúa también caemos en alguno de estos fallos.
- Paseos demasiado cortos… o inexistentes. Muchos dueños limitan los paseos a «lo justo y necesario» para que el perro haga sus necesidades. Pero los perros necesitan tiempo para explorar, olfatear y moverse con libertad. Un paseo debe durar al menos 20-30 minutos, dependiendo de la raza y edad. Algunas razas, como el Border Collie o el Pastor Belga, tienen mucha energía y necesitan al menos 2-3 paseos diarios de 45-60 minutos, incluyendo ejercicio intenso y estimulación mental.
- Usar correas demasiado cortas o inadecuadas. Una correa muy corta puede generar tensión constante y estrés en el perro. Idealmente, usa una correa de al menos 1,5 metros que permita algo de libertad sin perder el control.
- No dejar que el perro huela. El olfato es la principal forma de “leer el mundo” para un perro. Impedirle o apurarle constantemente mientras olfatea le quita una de las partes más enriquecedoras del paseo.
- Tirar de la correa constantemente. Tirar de la correa (o permitir que el perro lo haga) puede causar molestias físicas y comportamientos ansiosos. Es mejor entrenar con refuerzos positivos para lograr paseos tranquilos. Aquí te contamos por qué debes pasear a tu perro sin correa.
- No recoger sus heces. Más allá de ser una obligación cívica y legal, por la que te pueden multar, recoger sus excrementos previene enfermedades y mantiene limpia la calle y los parques. Así que… ¡lleva siempre bolsas contigo!
- Ignorar el clima. El asfalto caliente en verano o el frío extremo en invierno pueden dañar las patas del perro. Ajusta el horario del paseo y su duración según el clima.
- No prestar atención al entorno. Un perro puede reaccionar ante otros perros, personas, bicis, etc. Es importante estar atentos y anticiparnos para evitar conflictos o sustos.
- Usar collares que dañan. Evita collares de ahorque, púas o eléctricos. Pueden causar dolor físico y asociar el paseo con una experiencia negativa.
- No variar las rutas. Hacer siempre el mismo recorrido aburre y limita los estímulos. Cambiar de camino estimula el cerebro del perro y mejora su bienestar.
- Usar el móvil todo el paseo. Desconectarse del momento impide que observemos al perro y fortalezcamos la relación. El paseo es tiempo de calidad para ambos.
Corregir estos errores puede transformar completamente la experiencia del paseo. Al fin y al cabo, salir a caminar debería ser un momento de disfrute, conexión y aprendizaje para ti y tu perro.
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